BOB DYLAN LIVE ON STAGE: 9TH JULY
Por Kuratti - 18 de Julio, 2006, 17:57, Categoría: New Groove of Trees
Bien, Bob Dylan pasó una vez más por España. Demasiado corto, demasiado intenso, poco margen de maniobra para el aguerrido bobcat. Pocas posibilidades de hacer un triplete como en el 99 o en el 2004. Muchas certezas reveladas. He conocido a muy pocos fans de verdad, respetuosos, creibles. Y los hay, sí, pero a un precio, el de mantenerse al margen del circo. No existe ningún acontecimiento cultural comparable a un concierto de Dylan. Ya lo dije, pero para estar a la altura hay que ser honesto. Ya está bien de posturitas y floripondios. Por lo menos nos libramos de otro telonero pesado. Punto uno. En segundo lugar, el concierto de Valladolid fue soberbio. No hay atisbos de decadencia, por más que se empeñen en buscarlos. Dylan está pletórico y su arte cada vez está más enfocado. Como en todo arte mayúsculo, sus vericuetos deben buscarse con finura, despreciando las posibles observaciones marginales que son las únicas que observa la prensa y el espectador ajeno. Dylan no es una leyenda. Es el músico más importante del siglo XX porque ha conseguido mantener su fuego ardiendo a favor de la marea. Incluso en escenarios tan problemáticos como el de Valladolid. A ver quién fue el listo que tuvo la idea de celebrar un concierto de Dylan, en pleno julio, dentro de un Pabellón pasado de rosca y con no sé cuantos grados extra a los que nos proporcionaba el sol que, a otra, iluminó la fanfarria y la entrada del maestro, disminuyendo la magia casual de esa magistral puesta en escena. Igual, el sonido no fue todo lo bueno que podía haber sido, aunque el staff de Dylan es capaz de sacar filo a las condiciones más difíciles. La disposición en escena era además bastante lejana, incluso para las primeras filas en las que, por supuesto, se encontraba un servidor. Dylan centrado pero de lado, dando de facto la espalda al público que se ubicaba a la izquierda. El set bastante rígido, sí, pero dando entrada a algunos caramelitos selectos, para la ocasión Lay, Lady, Lay, Forever Young, New Morning (con una entrada confusa, simulando la melodía de Make You Feel My Love. ¿Para cuando Day of the Locusts, Bob?) y, sobre todo, Don't Think Twice. Llevo muchos a las espaldas, pero desde el 93 no había escuchado uno tan potente, sobre todo porque Dylan está tocando la armónica como no lo hacía desde el 95. La apoteosis final nos sacó de lugar y sitio. El hombre parece no tener límites. Parece mentira cómo sigue tratando esta canción con la misma delicadeza, con más si cabe. Sabedor de que esas palabras son las de la musa, las musita con vehemencia y las subraya sin pizca de candor o emoción. Incluso el manido bis sigue teniendo fuerza: paradójicamente, el espectador lego y novato se queda planchado con el brutal tratamiento de Watchtower. A pocas fechas de la publicación de Modern Times, la espera se ha visto amortiguada por esta visita, pero la conciencia de las nuevas canciones ahí detrás esperando hacen que miremos a Dylan y pensemos que está jugando al gato y al ratón con nosotros igual que con la cámara que lo |
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